
Alfredo Landa: el actor que definió una época y superó los estereotipos
Alfredo Landa supo reinventarse sin renunciar a sus raíces. Del humor costumbrista al drama consagrado, su camino fue el reflejo de una época. Hoy, a más de una década de su partida, su huella sigue presente en la historia del cine español.
Pese al paso de los años, hay figuras que no se desdibujan con el tiempo. Una de ellas es Alfredo Landa, cuyo legado ha superado la etiqueta de “landismo” para convertirse en símbolo de versatilidad.
Quienes crecieron con sus comedias, y quienes lo descubrieron después, aún lo recuerdan con afecto y respeto. No fue solo un actor popular; fue también una voz franca dentro de su gremio.

Alfredo Landa, actor | Fuente: Getty Images
Alfredo Landa no temía hablar claro, ni dentro ni fuera de los guiones. Y aunque llegó a lo más alto, nunca perdió el contacto con la realidad ni con sus valores personales.
Orígenes humildes y vocación temprana
Alfredo Landa nació el 3 de marzo de 1933 en Pamplona. Hijo de un capitán de la Guardia Civil, su infancia transcurrió en distintas localidades como Arive, Figueras y San Sebastián.
Allí inició la carrera de Derecho, que abandonó más tarde para entregarse al teatro. Fue uno de los fundadores del Teatro Español Universitario en San Sebastián, donde participó en más de 40 representaciones.

Rodaje de la película "La Marrana", de José Luis Cuerda De izquierda a derecha, los actores Manuel Alexandre, Antonio Resines, Alfredo Landa y Fernando Rey en una escena de la película | Fuente: Getty Images
Con 25 años, se marchó a Madrid con 7.000 pesetas y un objetivo claro: convertirse en actor. En una entrevista, confesó que su vocación llegó de forma casi mística: “Noté como un rayo que me atravesaba el cuerpo, y oí una voz que me decía 'tú vas a ser cómico'”.
Desde sus inicios como actor de doblaje hasta sus primeras apariciones teatrales, su carrera fue ganando forma hasta desembocar en el cine. Su debut fue con “Atraco a las tres” (1962), de José María Forqué, donde compartió cartel con Gracita Morales y José Luis López Vázquez.
Nacimiento del “landismo” y sus años más prolíficos
El éxito de “No desearás al vecino del quinto” marcó el inicio de lo que la crítica llamó “el landismo”. Este género, mezcla de comedia ligera y retrato social, presentó a Landa como el prototipo del “español medio”: reprimido, torpe y obsesionado con las extranjeras.

El actor Alfredo Landa en la película "La Marrana". | Fuente: Getty Images
Películas como “Las que tienen que servir”, “Cateto a babor” o “Vente a Alemania, Pepe” arrasaron en taquilla. Rodaba hasta siete películas al año, consolidándose como la “gallina de los huevos de oro” de la industria.
Pero Landa, aunque no renegaba del género, reconocía sus limitaciones: “Mucha porquería he hecho yo, intentando dar lo mejor en cada toma”. Aun así, mantenía que esas comedias “siguen teniendo éxito cuando se pasan por televisión”.
El giro dramático y el reconocimiento internacional
A mediados de los 70, Alfredo Landa buscó nuevos horizontes. Su colaboración con Juan Antonio Bardem en “El Puente” marcó un punto de inflexión. Le siguieron trabajos memorables en “El crack” (1981), de José Luis Garci, y “Los santos inocentes” (1984), dirigida por Mario Camus.

El actor español Alfredo Landa, 1995, Madrid, España. | Fuente: Getty Images
Por esta última, recibió el Premio al Mejor Actor en Cannes, junto a Paco Rabal. En palabras del propio Landa, “Mi personaje era un ser humano tan maravilloso, era amor puro”.
Miguel Delibes, autor de la novela, lo reconoció caracterizado como Paco “el bajo” diciendo: “A Paco no le conocí, pero es usted”.
Consagración, premios y madurez artística
Tras su consagración, llegaron títulos como “El bosque animado”, “La marrana”, “Las verdes praderas” y “Canción de cuna”. Su trabajo con directores como José Luis Cuerda, José Luis Borau, Luis G. Berlanga o José Luis Garci elevó su prestigio.

Rodaje de "La Marrana", de José Luis Cuerda. Los actores Antonio Resines y Alfredo Landa con un cerdo. | Fuente: Getty Images
Sobre “Las verdes praderas”, dijo: “Es la mejor película que he hecho. Tengo tres pequeños monólogos que no se pueden hacer mejor”.
En televisión, también dejó huella con series como “Tristeza de amor”, “Don Quijote”, “Lleno por favor” o “Por fin solos”. En 2008, recibió el Goya de Honor, sumándolo a los obtenidos por “El bosque animado” (1987) y “La marrana” (1992).
Ese día, su discurso fue entrecortado. Su familia, preocupada, lo llevó al neurólogo, donde se le diagnosticó estrés por “demasiadas emociones en poco tiempo”.

Alfredo Landa durante la ceremonia de entrega de los Premios Goya 2008, celebrada en el Palacio de Congresos el 3 de febrero de 2008 en Madrid, España. | Fuente: Getty Images
Una vida personal estable y discreta
Lejos del estereotipo que interpretó tantas veces, Alfredo Landa llevó una vida personal centrada y discreta. Estuvo casado con Maite Imaz Aramendi durante más de 48 años, con quien tuvo tres hijos: Ainhoa, Alfredo e Idoia.
En sus memorias declaró: “Mi mejor premio ha sido mi mujer, es mi ángel, no la cambio por nada”.
Defensor de sus principios, se confesaba católico y hombre de misa. Incluso cuando Ingrid Thulin, actriz sueca, intentó seducirlo durante un rodaje, él rechazó cualquier aventura.

Alfredo Landa durante la ceremonia de entrega de los Premios Goya 2008, celebrada en el Palacio de Congresos el 3 de febrero de 2008 en Madrid, España. | Fuente: Getty Images
Últimos años y fallecimiento
En 2007 anunció su retiro. Poco después, en 2009, sufrió un ictus que lo dejó en silla de ruedas. Pasó sus últimos años en una residencia y falleció el 9 de mayo de 2013 en Madrid, a los 80 años.
Ya había superado un cáncer de colon en 2004. “Mi vida ha sido cojonuda. En algún momento tiene que acabar”, dijo en sus memorias.
Recibió también la Medalla de Oro de Bellas Artes, el Premio Príncipe de Viana a la Cultura y reconocimientos del Ayuntamiento de Madrid. A día de hoy, la ciudad le rinde homenaje con un jardín que lleva su nombre.

El actor Alfredo Landa en el Festival de Cine de Berlín. | Fuente: Getty Images
Sus palabras en una entrevista resumen su actitud: “Cada noche antes de acostarme pienso ‘mañana, ¿qué?’ y me respondo ‘nada. Nada, pero está Federico’”.
El recuerdo de una leyenda
Doce años después de su fallecimiento, Alfredo Landa sigue siendo una figura clave del cine español. Ni la etiqueta del “landismo” ni la comedia costumbrista lograron encasillarlo del todo.
Supuso una transición entre el cine del franquismo y la apertura dramática que vino después. Fue también un cronista de su tiempo, que supo interpretar con ironía y ternura los cambios sociales del país.

Una fotografía tomada el 3 de febrero de 2008 muestra al actor español Alfredo Landa gesticulando a su llegada a los premios Goya en Madrid. Landa falleció el 9 de mayo de 2013, a los 80 años. | Fuente: Getty Images
En palabras suyas: “No hay técnicas, solo hay sentimientos y capacidad de fingir ese sentimiento, pero sobre todo fingir”. Esa capacidad lo convirtió en eterno.
Años después de haber marcado a generaciones con su trabajo, sus palabras resuenan como una síntesis de una carrera construida sobre la sensibilidad y la entrega total a su arte.
Queda el legado de un intérprete que supo transformar lo íntimo en universal, dejando una huella que va más allá del recuerdo: vive en cada espectador que alguna vez se emocionó con su verdad en escena.
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