
Verónica Mengod hoy: entre siete nietos, arte abstracto y viajes que inspiran su nueva vida
La vida plena de Verónica Mengod lejos de los focos: una familia en expansión, arte en evolución y la serenidad de quien ha sabido reinventarse sin renunciar a su esencia pública ni a su mundo íntimo.
El nombre de Verónica Mengod aún resuena con fuerza para quienes crecieron viéndola en televisión, en programas que marcaron una época en la pantalla española. Su imagen, asociada a formatos icónicos como “El Kiosco” o “El precio justo”, permanece en la memoria colectiva como símbolo de cercanía y simpatía.
Sin embargo, lo que hoy la define no tiene que ver con cámaras ni guiones, sino con una vida que ha tomado nuevos rumbos lejos del foco mediático. Tras décadas de trabajo en los medios, su presente transcurre entre nietos, lienzos y viajes.

Retrato de la actriz española Verónica Mengod, Madrid, España, 1992. | Fuente: Getty Images
A sus 58 años, ha construido una existencia rica en afectos, creatividad y equilibrio, alejada del ritmo vertiginoso de la televisión, pero llena de momentos que reflejan plenitud personal y evolución constante.
Hay celebraciones que no necesitan más que cercanía y autenticidad. Así ha sido su último cumpleaños, donde la alegría no llegó por lo mediático, sino por los rostros que la rodeaban: seis de sus siete nietos, testimonio vivo de una familia que crece y le da sentido a cada etapa de su vida.

Retrato de la actriz española Verónica Mengod, Madrid, España, 1992. | Fuente: Getty Images
Con una mirada que combina madurez, humor y convicción, Mengod ha encontrado nuevas formas de seguir expresándose. Su historia ya no se escribe en platós, pero conserva la misma vitalidad que un día la lanzó a la fama.
Un cumpleaños familiar y significativo a los 58 años
El pasado 23 de febrero, Verónica Mengod sopló las velas de su 58 cumpleaños rodeada de seis de sus siete nietos. En imágenes difundidas en sus redes sociales, se la vio sonriente y relajada, disfrutando de un momento íntimo.
En sus propias palabras: "Mis nietos son mi vitamina, siempre les estoy diciendo que me den besos y abrazos. Y, efectivamente, es como si me metieran un 'chute' de algo, porque yo me noto más joven que nunca".
Este testimonio resume lo que para Mengod se ha convertido en su verdadera prioridad: la familia. Junto a su marido, el empresario Carlos Ortiz-Echagüe, con quien lleva 38 años de matrimonio, ha construido un núcleo familiar amplio y cohesionado.
Sus hijos biológicos, Alejandro y Claudia, y su hijastra Alejandra, han sido el pilar de una red afectiva que continúa ampliándose con cada nuevo nacimiento.
Una familia numerosa que no deja de crecer
Verónica Mengod no solo disfruta de sus tres hijos, sino también de sus siete nietos, cada uno con un vínculo particular. El más reciente, Marco, fue anunciado con entusiasmo en su perfil de Instagram:
"Acabamos de conocer a Marco, nuestro séptimo nieto y estamos emocionados. La familia crece y tenemos mucha suerte de poder disfrutarlos a todos".
Marco es hijo de Claudia, al igual que Olivia. Alejandro, por su parte, es padre de Sergio, Mario y Guille. La relación con Alejandra —hija de una relación anterior de su esposo— también ha sido fundamental en su vida.
Mengod ha declarado que Alejandra es como una hija más. Esta unión afectiva se traduce también en los nietos Eliot y Galileo, hijos de Alejandra y su esposo, el cantante Daniel Diges.
Galileo y el legado artístico familiar
El apellido Diges ha dado lugar a nuevas conexiones mediáticas para la familia Mengod. Galileo, nieto de Verónica, debutó en televisión como participante del programa “La Voz Kids”, donde fue seleccionado por Melendi durante las Audiciones a ciegas. Este paso marca la continuidad de una tradición artística dentro de la familia.
En una entrevista televisiva en 2022, Daniel Diges le dijo a su suegra: "Tienes seis nietos, y dos de ellos, míos", haciendo referencia al vínculo estrecho que mantienen a pesar de no estar unidos por lazos de sangre.
Esta relación cercana entre generaciones ha sido una constante en la vida de Mengod, quien se refiere a sus nietos con cariño y naturalidad. Según relató, algunos la llaman “Verito”, en lugar de abuela, dado su rol híbrido entre abuela y “abuelastra”.
De presentadora a pintora: una trayectoria transformada
Verónica Mengod nació el 23 de febrero de 1967 en Madrid. Su incursión en los medios comenzó a los 17 años cuando presentó el programa infantil “El kiosco” junto al personaje Pepe Soplillo, interpretado por José Carabias.
A lo largo de su carrera, participó en formatos como “El precio justo”, “Aventura 92”, “Tic-Tac” y series como “¡Ala... Dina!”.
A partir de los años 2000, decidió alejarse progresivamente de los medios para centrarse en su vida privada. Aun así, hizo apariciones puntuales en programas como “Desafío bajo cero” o “Pasapalabra”, y ha mantenido presencia en redes sociales, donde comparte aspectos personales y profesionales.
Durante el confinamiento de 2020, descubrió su pasión por la pintura, disciplina que ha convertido en su nueva vocación. En su cuenta de Instagram, donde cuenta con más de 11.000 seguidores, se define como “Artista, pintora al oleo sobre lienzo y texturas”. Desde entonces ha presentado varias exposiciones en Madrid y ha documentado sus procesos creativos.
Pasiones paralelas: el surf y los viajes
Además de la pintura, Verónica Mengod ha manifestado públicamente su afición por el surf. Esta práctica se combina con otra gran pasión: viajar. En enero de 2024 compartió una experiencia en la bahía de Halong, en Vietnam, lugar que describió como “mágico”.
Parte de sus viajes se vinculan a la actividad empresarial de su marido, fundador de Yates Maldivas, una compañía que organiza rutas de lujo en yate por las islas Maldivas. Esta combinación entre vida familiar, viajes y pasatiempos activos define la etapa vital actual de la artista.
Un legado que se mantiene con naturalidad
Aunque ya no forma parte de la televisión española como lo hizo en décadas anteriores, Verónica Mengod ha logrado construir un espacio donde se combina su legado artístico con un presente enfocado en lo personal. No ha buscado protagonismo, pero ha sabido mantenerse relevante, con una comunidad que la sigue con cariño.
Su trayectoria es ejemplo de cómo una figura pública puede reinventarse sin renunciar a sus valores ni a sus pasiones. La serenidad con la que transita su presente no es casual: es el resultado de decisiones consistentes, relaciones bien cultivadas y una apertura constante al cambio.